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Traumatología
Discopatía degenerativa

Publicado por Enrique Galindo Andújar el enero 10, 2025

¿Qué es la discopatía degenerativa?

La discopatía degenerativa es una afección caracterizada por el desgaste progresivo de los discos intervertebrales. Estos discos, que actúan como amortiguadores entre las vértebras, pierden su elasticidad y capacidad de absorción de impactos con el tiempo, lo que puede provocar dolor y disminución de la movilidad. Este desgaste puede llegar a ser tan intenso que afecte la calidad de vida, dificultando la realización de actividades diarias y reduciendo la capacidad de movimiento.

A pesar de su nombre, la discopatía degenerativa no es una enfermedad en sí misma, sino un proceso natural de envejecimiento que, en algunos casos, puede generar síntomas incapacitantes. Sin embargo, conocer sus causas, síntomas y tratamientos es fundamental para prevenir su progresión y manejar sus efectos.

Pregunta de un paciente

«¿Qué es la discopatía degenerativa? ¿Es curable? ¿No deja inmóvil a las personas?»

Respuesta: Se trata de un proceso que habitualmente va asociado al envejecimiento natural, por el cual los discos intervertebrales van perdiendo altura y elasticidad y el paciente comienza a notar dolor en la zona afectada. No es curable, puesto que es un fenómeno degenerativo, pero sí hay varios tipos de tratamiento para intentar aliviar el dolor.

Dra. Rosa De Vega José
Traumatóloga

¿Qué síntomas de la discopatía degenerativa puedo sentir?

Los síntomas varían según la localización y gravedad del deterioro discal. Entre los más comunes se incluyen:

  1. Dolor en la espalda baja o el cuello: Puede ser intermitente o crónico, y empeora con ciertos movimientos o esfuerzos prolongados.
  2. Rigidez y reducción de la movilidad: Dificultad para inclinarse, girar o realizar actividades cotidianas.
  3. Dolor irradiado: Puede extenderse hacia los omoplatos, los brazos o las piernas, generando una sensación de ardor o calambres.
  4. Debilidad muscular y entumecimiento: La compresión de los nervios puede generar sensación de hormigueo o pérdida de fuerza en extremidades.
  5. Aumento del dolor tras largos períodos de inactividad: El malestar suele empeorar después de estar mucho tiempo sentado o acostado y mejorar con el movimiento.

Esta afección puede hacer que las personas sientan la necesidad de cambiar de posición constantemente para aliviar el dolor, ya que ciertos movimientos como girarse, inclinarse o estar sentado por largos periodos pueden intensificar la molestia.

Discopatía degenerativa: causas más comunes

La discopatía degenerativa puede ser causada por una combinación de factores, entre los que se incluyen:

  • Envejecimiento natural: Con el paso de los años, los discos pierden contenido de agua, reduciendo su capacidad de amortiguación y favoreciendo la aparición de fisuras o microdesgarros.
  • Lesiones traumáticas: Accidentes, caídas o impactos directos pueden acelerar el desgaste de los discos intervertebrales.
  • Actividades repetitivas: Movimientos reiterativos como levantar peso o permanecer en malas posturas pueden sobrecargar la columna y acelerar el deterioro.
  • Malformaciones congénitas: Algunas personas nacen con alteraciones estructurales en la columna que predisponen al desgaste prematuro de los discos.
  • Factores de riesgo adicionales: Obesidad, tabaquismo, sedentarismo o estrés y ansiedad.

Diagnóstico de la discopatía

El diagnóstico de la discopatía degenerativa comienza con una evaluación detallada del historial clínico del paciente. El especialista indagará sobre la intensidad y la localización del dolor, así como los factores que lo agravan o alivian. Posteriormente, se realiza un examen físico para evaluar la movilidad, la fuerza muscular y la presencia de sensibilidad en la zona afectada.

Para confirmar el diagnóstico, se recurre a pruebas de imagen como la radiografía, que permite visualizar la reducción del espacio intervertebral. En casos donde se necesita mayor precisión, la resonancia magnética ofrece imágenes detalladas de los discos y las estructuras circundantes. En algunos casos, se puede realizar una electromiografía (EMG) para evaluar el funcionamiento de los nervios y descartar otras patologías.

¿Cuáles son los tratamientos para la discopatía degenerativa?

El tratamiento de la discopatía degenerativa varía en función de la gravedad de los síntomas y la afectación de los discos.

Tratamientos no quirúrgicos

La primera línea de tratamiento suele ser conservadora. Se recomienda fisioterapia, que incluye ejercicios de fortalecimiento para estabilizar la columna y mejorar la postura. También se aconseja terapia ocupacional, especialmente en pacientes con limitaciones funcionales en su vida diaria. El uso de medicación analgésica y antiinflamatoria ayuda a reducir el dolor y la inflamación. En algunos casos, los relajantes musculares pueden ser útiles para disminuir la rigidez y mejorar la movilidad.

En casos más avanzados, se pueden aplicar infiltraciones de corticosteroides para aliviar el dolor y la inflamación en la zona afectada, proporcionando un alivio temporal.

Tratamientos quirúrgicos

Cuando los tratamientos conservadores no logran controlar los síntomas, se considera la opción quirúrgica. Entre las intervenciones más comunes se encuentra la discectomía, que consiste en la eliminación parcial o total del disco afectado. En algunos casos, se opta por la fusión vertebral, en la que se fijan dos o más vértebras para estabilizar la columna y reducir el dolor.

Otras técnicas más innovadoras incluyen el reemplazo de disco artificial, que busca preservar la movilidad de la columna y reducir la degeneración de los discos adyacentes.

Consejos para prevenir y manejar la discopatía degenerativa

Para reducir el riesgo de desarrollar discopatía degenerativa o minimizar sus efectos, es fundamental adoptar un estilo de vida saludable. Mantener un peso adecuado disminuye la presión sobre la columna, y evitar el tabaquismo favorece la circulación sanguínea en los discos intervertebrales.

El ejercicio regular es fundamental para fortalecer los músculos que sostienen la columna vertebral. Actividades como yoga, Pilates y natación son altamente recomendadas por su bajo impacto y capacidad de mejorar la flexibilidad y estabilidad de la columna.

Además de cuidar la alimentación y la actividad física, es importante gestionar el estrés y la ansiedad, ya que estas emociones pueden influir en la percepción del dolor y agravar los síntomas.

Cuidar la columna vertebral desde edades tempranas es clave para evitar el desarrollo de la discopatía degenerativa y garantizar una mejor calidad de vida a lo largo de los años. Adoptar hábitos saludables, mantener una postura correcta y realizar ejercicios específicos puede marcar la diferencia en la prevención y el manejo de esta afección.


Licenciado en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid, donde también se especializó en Medicina Legal, Medicina del Trabajo y Cirugía Ortopédica y Traumatología. Obtuvo su doctorado con una tesis sobre sinovitis crónica hemofílica de rodilla, calificada Cum Laude. En su trayectoria profesional, ha sido Jefe de Sección en Cirugía Ortopédica del C.S. La Paz y ha dirigido servicios de urgencias traumatológicas en varias clínicas. Actualmente, es Jefe de Servicio de Traumatología en el Hospital Moncloa y Director Médico del Instituto Madrileño de Traumatología.
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