La osteoartritis de rodilla es una enfermedad muy incapacitante que tiene algunas opciones de tratamiento conservador (pérdida de peso, actividad aeróbica y ejercicios de fortalecimiento muscular) que son más eficaces cuando se inician durante las primeras etapas de la enfermedad. Por ello, una estrategia preventiva en pacientes sin degeneración avanzada de la articulación de la rodilla, optimizaría los resultados del tratamiento conservador.
La osteoartritis de rodilla es una enfermedad degenerativa que afecta el cartílago articular, provocando dolor, rigidez e inflamación. Es una de las principales causas de incapacidad en personas de mediana y avanzada edad, especialmente en países como Estados Unidos. El desarrollo de la enfermedad es lento, pero el dolor empeora con el paso del tiempo. Aunque no existe una cura definitiva, hay muchas opciones de tratamiento disponibles que pueden ayudar a controlar el dolor, mejorar la movilidad y permitir una vida activa y satisfactoria.
¿Qué es la osteoartritis de rodilla?
La osteoartritis (OA) es la enfermedad degenerativa más común de la rodilla. En una rodilla sana, el cartílago articular actúa como un amortiguador, permitiendo un movimiento suave entre los huesos de la articulación. Además, dos meniscos en forma de C contribuyen a la estabilidad y distribución del peso. Cuando se desarrolla la osteoartritis, el cartílago se desgasta progresivamente, haciéndose más delgado y rugoso. A medida que avanza la enfermedad, los huesos pueden rozarse entre sí y desarrollar espolones óseos, lo que genera dolor e inflamación.
Síntomas de la osteoartritis de rodilla
Los síntomas de la osteoartritis pueden variar en cada persona y progresar con el tiempo. En sus primeras etapas, el dolor puede aparecer después de la actividad física intensa o prolongada. Sin embargo, a medida que la enfermedad avanza, el dolor se vuelve constante, incluso en reposo. Otros síntomas incluyen:
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Dolor articular: Puede ser intermitente al principio y volverse persistente con el tiempo.
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Rigidez: Común después de períodos de inactividad, como al despertar por la mañana.
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Inflamación: Hinchazón visible y sensación de calor en la articulación afectada.
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Crujidos o chasquidos: Sensación de fricción entre los huesos al mover la rodilla.
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Pérdida de movilidad: Dificultad para doblar o extender completamente la rodilla.
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Debilidad muscular: La falta de uso y el dolor pueden provocar pérdida de fuerza en los músculos que rodean la rodilla.
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Deformidad articular: En casos avanzados, la rodilla puede presentar cambios estructurales visibles, como desviaciones en su alineación natural.
Causas y factores de riesgo de la osteoartritis
La osteoartritis de rodilla es una enfermedad que puede desarrollarse por múltiples factores. Uno de los principales es el envejecimiento, ya que con los años, la capacidad del cartílago para regenerarse disminuye y se vuelve más susceptible al desgaste. Este proceso natural hace que la osteoartritis sea más común en personas de mediana edad y mayores.
La predisposición genética también desempeña un papel importante. Algunas personas pueden heredar características estructurales que aumentan su riesgo de desarrollar la enfermedad, como una alineación anormal de las piernas o una menor calidad del cartílago articular. Estas condiciones pueden generar una mayor presión sobre ciertas áreas de la rodilla, acelerando su desgaste.
El peso corporal es otro factor determinante. El sobrepeso y la obesidad incrementan significativamente la carga que soportan las rodillas con cada movimiento, lo que acelera la degeneración del cartílago. Incluso una pequeña reducción en el peso corporal puede aliviar la presión sobre la articulación y ralentizar la progresión de la enfermedad.
Las lesiones previas en la rodilla, como fracturas, desgarros de menisco o ligamentos, pueden dejar secuelas que predisponen a la osteoartritis. Estas lesiones alteran la biomecánica natural de la articulación, lo que puede derivar en un desgaste desigual y acelerado del cartílago con el tiempo.
El uso excesivo de la articulación también es un factor relevante. Actividades que implican movimientos repetitivos, como correr, saltar o cargar peso constantemente, pueden provocar microtraumatismos en la rodilla. Profesiones que requieren arrodillarse o estar de pie durante largos períodos también pueden aumentar el riesgo de desarrollar osteoartritis.
Además, ciertas enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide pueden contribuir al deterioro articular. Estas enfermedades afectan la membrana sinovial y pueden provocar inflamación crónica, lo que acelera la degradación del cartílago. Asimismo, infecciones articulares previas o condiciones metabólicas como la gota pueden desencadenar cambios degenerativos en la rodilla.
Osteoartritis de rodilla: diagnóstico
El diagnóstico temprano es clave para ralentizar la progresión de la osteoartritis y mejorar los resultados del tratamiento. Para ello, se utilizan distintas herramientas de evaluación:
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Exploración física: El médico evalúa el dolor, la movilidad y la estabilidad de la rodilla. También puede revisar la presencia de hinchazón y crujidos al mover la articulación.
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Radiografías: Permiten visualizar la reducción del espacio articular y la presencia de espolones óseos.
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Resonancia magnética (RM): Esta prueba es especialmente útil para evaluar el cartílago, meniscos, ligamentos y otras estructuras internas de la rodilla. Además, se han desarrollado herramientas basadas en aprendizaje profundo (Deep Learning, DL) que analizan imágenes de resonancia magnética para predecir la necesidad de una prótesis total de rodilla, optimizando la detección temprana de casos avanzados.
Dado que la osteoartritis de rodilla es una enfermedad incapacitante, el diagnóstico temprano y una estrategia preventiva en pacientes sin degeneración avanzada pueden optimizar los resultados del tratamiento conservador.
Tratamientos para la osteoartritis de rodilla
Aunque la osteoartritis no tiene cura, existen diversos tratamientos para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente. Estos incluyen:
Cambios en el estilo de vida
Realizar actividades de bajo impacto como nadar, caminar o andar en bicicleta pueden ayudar a fortalecer los músculos y mantener la movilidad sin sobrecargar la articulación. Reducir el peso corporal, disminuye la carga sobre la rodilla y alivia los síntomas.
Además, incluir ejercicios de fortalecimiento y técnicas de movilidad pueden mejorar la función articular, junto con el uso de dispositivos ortopédicos.
Tratamientos médicos
La toma recetada de analgésicos como paracetamol o antiinflamatorios no esteroides (AINEs) como ibuprofeno o aspirina para aliviar el dolor. También están los suplementos como glucosamina y condroitina que pueden ser beneficiosos para algunos pacientes.
Existen otros tratamientos posibles como las inyecciones intraarticulares: Corticosteroides, reduciendo la inflamación y aliviando el dolor temporalmente; el ácido hialurónico, mejorando la lubricación de la articulación; y el plasma rico en plaquetas (PRP), que puede estimular la regeneración del cartílago en algunos casos.
Tratamientos quirúrgicos
Si los tratamientos conservadores no son efectivos, la cirugía puede ser una opción:
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Realizar una artroscopia. Es un procedimiento mínimamente invasivo para limpiar la articulación. La artroscopia de rodilla es un procedimiento muy frecuente que realizamos en nuestra clínica IMTRA.
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Hacer una osteotomía. Se realinea la rodilla para redistribuir la carga sobre la articulación.
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Pensar en un reemplazo de rodilla. En casos graves, se sustituye la articulación dañada con una prótesis. También es una operación frecuente en nuestra clínica traumatológica, solicita una cita si crees que cuentas con alguno de los síntomas indicados anteriormente.
Análisis de aprendizaje profundo de resonancias magnéticas de rodilla para la predicción de prótesis total
La resonancia magnética es una modalidad de diagnóstico por la imagen muy útil para evaluar la artrosis de rodilla, ya que puede estudiar las estructuras articulares, el cartílago, el menisco, el hueso, el ligamento y la membrana sinovial, habituales fuentes de dolor.
El aprendizaje profundo (DL) es una forma avanzada de inteligencia artificial (AI) que se utiliza con éxito en aplicaciones de diagnóstico por imagen. Con suficientes datos de entrenamiento a partir de imágenes de resonancia y la información de pronóstico se podría agilizar la evaluación de riesgo de prótesis total de rodilla. Actualmente, esta predicción se hace estudiando cada característica estructural individual con un sistema de puntuación.