El ejercicio antes y durante la pubertad puede reducir el riesgo futuro de Osteoporosis. Una de las enfermedades de los huesos más comunes es la osteoporosis. A la osteoporosis se la conoce como la enfermedad silenciosa, porque invade poco a poco el esqueleto sin dar ninguna señal de aviso.
De pronto, y siempre en una edad ya madura, el hueso se rompe de manera inesperada por sitios tan graves como la cadera o la columna vertebral, lo que en muchos casos requiere una operación de cadera para recuperar la movilidad y evitar complicaciones.
¿Qué es la osteoporosis?
La osteoporosis (hueso poroso) es una enfermedad en la que se va perdiendo masa ósea y el hueso se vuelve más poroso, delgado y frágil, resistiendo peor los golpes y rompiéndose con facilidad.
La masa ósea de una persona va aumentando a lo largo de su vida hasta llegar a un “pico máximo” alrededor de los 30 ó 35 años. A partir de esta edad (30-35 años) existe de forma natural una progresiva pérdida de masa ósea. Cuando la pérdida progresiva se acelera, lo cual ocurre en ciertas enfermedades o hábitos de vida o en el caso de la mujer al llegar a lamenopausia, puede llegarse a la osteoporosis en edades precoces.
Aunque es más frecuente en la población femenina, en los últimos años ha aumentado el interés por la osteoporosis en el varón.
La osteoporosis es muy común en mujeres a partir de 50 años, porque los niveles de estrógeno disminuyen con la edad y la falta de estrógeno hace que las células que crean nuevos huesos sean menos activas que las células que eliminan los huesos envejecidos.
Osteoporosis: tratamiento
La osteoporosis es un problema de salud pública. En Estados Unidos, dicha enfermedad afecta a más de 45 millones de personas, y en Suecia, una de cada dos mujeres y uno de cada cuatro hombres tienen una fractura osteoporótica en algún momento en la vida.
Un estudio realizado con más de 800 hombres suecos en la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo, Suecia , reveló que el ejercicio físico durante los veinte años mejora el desarrollo del hueso y puede reducir el riesgo de futuras fracturas. Esta investigación ha demostrado que el ejercicio antes y durante la pubertad es particularmente importante para el desarrollo óseo.
El principal objetivo en el manejo de la osteoporosis es prevenir fracturas por fragilidad, fortaleciendo la estructura ósea y reduciendo los factores de riesgo asociados.
Adoptar un estilo de vida saludable es clave para mantener una buena densidad ósea. Algunas medidas fundamentales incluyen:
- El consumo adecuado de calcio, con una cantidad recomendada según la edad. En general, los adultos necesitan entre 1.000 y 1.500 mg diarios. Este mineral se encuentra en productos lácteos, vegetales de hoja verde y frutos secos. En algunos casos, puede ser necesario recurrir a suplementos de calcio bajo supervisión médica.
- La vitamina D y exposición al sol ayuda a la absorción del calcio. Nuestro organismo la produce naturalmente cuando la piel recibe radiación solar, por lo que es recomendable una exposición moderada al sol o, en caso de déficit, la administración de suplementos.
- Ejercicio físico regular con actividades como caminar, hacer ejercicios de resistencia o practicar disciplinas que mejoren el equilibrio ayudan a fortalecer los huesos y prevenir caídas.
- Evitar el tabaco y el alcohol en exceso: El consumo de tabaco y alcohol puede acelerar la pérdida de masa ósea, aumentando el riesgo de fracturas.
Tipos de fármacos para la osteoporosis
Existen distintos tipos de fármacos utilizados en el tratamiento de la osteoporosis:
- Fármacos antirresortivos: Reducen la degradación del hueso y ayudan a conservar la masa ósea. Entre ellos se encuentran los bifosfonatos (como alendronato, risedronato y zoledronato), denosumab y moduladores selectivos de los receptores de estrógenos, como raloxifeno y bazedoxifeno.
- Fármacos osteoformadores: Favorecen la formación de nuevo tejido óseo, siendo la teriparatida el principal representante de este grupo.
- Fármacos duales: Tienen un efecto combinado, reduciendo la pérdida ósea y estimulando la regeneración ósea. Un ejemplo de este grupo es romosozumab.
La elección del tratamiento más adecuado dependerá de la valoración del especialista, quien tomará en cuenta factores como la edad, antecedentes médicos y el grado de afectación ósea. El abordaje debe ser personalizado, combinando tratamiento farmacológico con hábitos de vida saludables para optimizar los resultados y prevenir fracturas.
La fuerza de nuestros huesos se determina temprano en la vida. Cuanta más masa ósea consigamos cuando somos jóvenes, menor será nuestro riesgo de fracturas a medida que envejecemos.
El estudio demostró que aquellos hombres que aumentaron sus niveles de actividad física entre los 19 y 24 años consiguieron un aumento de su densidad ósea en las caderas, la columna lumbar, los brazos y las piernas, mientras que los que redujeron su actividad física durante este período tenían huesos significativamente más frágiles.
Los ejercicios que ofrecen una resistencia en los huesos, que exigen un trabajo de éstos, estimulan nuevo crecimiento óseo y son mejores que la natación, en la que el agua soporta tu peso, o el ciclismo, en el que la bicicleta sostiene tu cuerpo. También es importante que se realicen en extensión más que en flexión, para conseguir una mayor fuerza de los músculos de las vértebras.
Las actividades que implican extensión son las más aconsejadas, como es el caso de caminar, salar, bailar, hacer aerobic, tablas de gimnasia…, ya que producen carga y tensión muscular.
Se puede practicar ejercicio físico aunque se tengan muchos años. Hay un ejercicio físico para cada edad, lo importante es mantenerse siempre en movimiento y saber qué ejercicios son los adecuados para el grupo de edad al que pertenecemos.
En resumen, la osteoporosis es una enfermedad que no tiene cura real y la mejor y más eficaz forma de combatirla es una buena prevención. Para prevenirla debemos prestar especial atención a tres factores fundamentales que nos ayudarán a mantener unos huesos sanos y fuertes en un futuro, incluso aunque pertenezcamos a ese grupo de personas con mayor grado de riesgo:
- Ejercicio físico adecuado
- Hábitos de vida saludable
- Una dieta adecuada.