La luxación de hombro ocurre cuando la cabeza del húmero se desplaza fuera de la cavidad glenoidea, causando un intenso dolor e incapacidad para mover el brazo. Esta lesión es común en deportes de contacto, caídas y accidentes, y puede ir acompañada de daño en ligamentos, tendones y nervios.
¿Qué es la Luxación recidivante de hombro?
La luxación recidivante de hombro se refiere a la repetición de la dislocación en la articulación glenohumeral. Se produce cuando uno de los componentes anatómicos del hombro falla, generando inestabilidad y facilitando que la cabeza humeral pierda su alineación con la glenoides.
Causas y factores de riesgo
La inestabilidad del hombro puede deberse a diversos factores, entre ellos:
- Deformidades óseas: Anomalías en la forma de la cabeza humeral o la glenoides pueden predisponer a la luxación.
- Lesiones en estructuras de soporte:
- Labrum glenoideo: Anillo de cartílago que estabiliza la articulación. Su rotura es una causa común de inestabilidad y puede repararse artroscópicamente.
- Cápsula articular: Membrana que rodea la articulación y mantiene el líquido sinovial en su lugar, generando presión negativa para la estabilidad.
- Ligamentos y músculos: Trabajan en conjunto para prevenir movimientos anómalos y proporcionar estabilidad.
Tipos de luxación de hombro que tratamos
La tipología de luxaciones de hombro más comunes que solemos ver son las siguientes:
Luxación anterior
Es la más frecuente (más del 95% de los casos). La cabeza del húmero se desplaza hacia adelante, lo que suele ocurrir tras un movimiento forzado con el brazo en abducción y rotación externa, como en lanzamientos o caídas.
Luxación posterior
Menos común, suele presentarse tras convulsiones o descargas eléctricas, cuando una fuerte contracción muscular desplaza el húmero hacia atrás.
Luxación inferior
Es poco frecuente y suele ser evidente clínicamente. Los pacientes suelen sostener el brazo sobre la cabeza en una posición inusual.
Síntomas de tener una luxación de hombro
Cuando se produce una luxación de hombro, los síntomas son evidentes y pueden causar una gran limitación funcional. Entre los signos más comunes se incluyen:
- Dolor intenso, que puede agravarse con el movimiento.
- Deformidad visible en el hombro, debido al desplazamiento del húmero.
- Inflamación y hematomas alrededor de la articulación.
- Pérdida de movilidad, con incapacidad para levantar o mover el brazo.
- Espasmos musculares, que pueden intensificar el dolor.
- Sensación de entumecimiento o debilidad, especialmente si los nervios cercanos están comprometidos.
¿En qué se basa el diagnóstico de luxación de hombro?
El diagnóstico de la luxación de hombro se basa en una evaluación clínica y pruebas de imagen:
- Exploración física: El especialista evalúa la posición del hombro, la movilidad y la presencia de signos de inestabilidad.
- Radiografías: Permiten confirmar la luxación y descartar fracturas asociadas.
- Resonancia magnética (RMN) o Tomografía computarizada (TC): En casos más complejos, se pueden utilizar para evaluar daños en los tejidos blandos, como ligamentos y labrum.
¿Qué tratamiento existe para la luxación de hombro?
El tratamiento varía según la gravedad del caso y la recurrencia de la lesión. Entre las opciones más utilizadas se encuentran:
Reducción de la luxación
El primer paso es recolocar la articulación en su posición correcta. Esto puede realizarse mediante diferentes técnicas:
- Técnica de tracción-contratracción: Un asistente estabiliza al paciente mientras el médico aplica una tracción suave para alinear el hombro.
- Rotación externa (técnica de Hennepin): Se realiza una rotación progresiva del brazo hasta lograr la reducción.
- Manipulación escapular: Se moviliza el omóplato para facilitar la recolocación del húmero.
- Técnica de Stimson: Con el paciente tumbado y el brazo colgando, se aplican pesos para lograr una reducción progresiva.
Inmovilización y rehabilitación
Después de la reducción, es fundamental inmovilizar el hombro con un cabestrillo durante un tiempo determinado, dependiendo de la edad y actividad del paciente. Posteriormente, la rehabilitación juega un papel clave para recuperar la movilidad y prevenir nuevas luxaciones:
- Ejercicios de fortalecimiento del manguito rotador y estabilizadores del hombro.
- Terapia de movilidad para evitar rigidez articular.
- Evitar movimientos bruscos o sobrecarga en deportes o actividades de riesgo.
- Uso de vendajes o soportes en casos de inestabilidad crónica.
Tratamiento quirúrgico
En casos de luxación recurrente, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para restaurar la estabilidad de la articulación. La reparación artroscópica del labrum glenoideo es una de las técnicas más utilizadas para corregir la inestabilidad crónica y evitar futuras dislocaciones.
La luxación de hombro es una lesión dolorosa que puede tratarse con reducción e inmovilización, pero cuando se vuelve recurrente, puede requerir cirugía. La rehabilitación y el fortalecimiento muscular son clave para prevenir futuras dislocaciones.
Si experimentas síntomas de inestabilidad en el hombro, consulta a un especialista en IMTRA para recibir un tratamiento adecuado y personalizado.